Margaret Hilda Thatcher, política británica que ejerció como primera ministra del Reino
Unido desde 1979 a 1990, Además de ser el primer jefe de gobierno
británico del siglo XX que logró vencer en tres elecciones consecutivas, fue la
primera mujer europea que desempeñó el cargo de primer ministro, siendo la persona en ese cargo por
mayor tiempo durante el siglo XX y la única mujer que ha ocupado este puesto en
su país. Apodada «La Dama de Hierro» por su firme oposición a la Unión Soviética, implementó una serie de políticas
conservadoras que llegaron a ser conocidas como thatcherismo.
Ejerció inicialmente como química y
luego como abogada. En 1959 se
convirtió en miembro del Parlamento, desde donde juzgó duramente la
política fiscal del gobierno laborista. 1959 ganó un escaño en la Cámara de los Comunes. Dos años más tarde fue
nombrada secretaria de Estado para Asuntos Sociales, y luego ministra de
Educación y Ciencia en
1970. En 1975 pasó a ocupar la presidencia del partido Conservador, convirtiéndose en líder de la oposición y la primera mujer en dirigir uno de los principales partidos políticos
en el Reino Unido
donde elaboró un programa riguroso para regular la crisis de la economía británica
mediante la reducción de la intervención estatal, recortando los servicios
sociales. En 1979, se
convirtió en la primera ministra del Reino Unido.
Después de llegar al número 10 de Downing Street, introdujo una serie de iniciativas
políticas y económicas para revertir lo que percibía como un precipitado
declive nacional en el Reino Unido. Su filosofía política y económica hicieron hincapié en la desregularización, la flexibilización en el mercado laboral, la privatización de empresas públicas y la reducción del poder de los sindicatos.
Durante sus primeros años de
gobierno continuó su política neoliberal, con la privatización de empresas
estatales, de la educación y de los medios de ayuda social, la lucha contra el
desempleo y la limitación de las huelgas. Llevó adelante una férrea política
exterior caracterizada por su oposición a la formación de la Unión Europea y un
completo alineamiento con la política exterior de Estados Unidos, consiguió reducir la
inflación y mejorar la cotización de la libra esterlina. Sin embargo, disminuyó
la producción industrial, con el consiguiente incremento del paro, triplicado
desde su subida al poder.
Introdujo un cambio socioeconómico radical en el Reino Unido.
Reelegida para un tercer mandato en
1987, su impuesto a la comunidad no fue muy popular y otros miembros de su gabinete no compartían
sus puntos de vista sobre la Comunidad Europea. Así, en noviembre de 1990 renunció al cargo de primera ministra y
líder del partido. Obtuvo el título nobiliario de Baronesa, en el condado de Lincolnshire,
que le otorgaba el derecho vitalicio y no hereditario de ser miembro de la Cámara de los Lores.
En el año 1993 publicó sus memorias, que obtuvieron un importante éxito
de ventas. Su firmeza para dirigir los asuntos de Estado, su estricto dominio
sobre los ministros de su gabinete y su fuerte política monetarista le valieron
el sobrenombre de la Dama de
Hierro.
El legado
de La Dama de Hierro
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